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miércoles, 20 de marzo de 2013

NUEVOS RESTOS DEL CONVENTO AGUSTINIANO DE LA VILA JOIOSA



El pasado 9 de marzo se hacía pública la noticia de la aparición, por causa de unas obras para canalizar  gas, de restos del antiguo convento agustiniano de San Pedro y Santa Marta que hubo en La Vila Joiosa.

En este blog ya hemos hecho mención a este convento y su fundación al referirnos a Fray Miguel Agulló, hijo de Villajoyosa. Echaremos mano de mi libro "Una memoria propia", para arrojar luz sobre la historia de este convento que tanto bien hizo a la Marina Baixa y que, como pago, fue injustamente demolido. La vida de los frailes agustinos en La Vila fue verdaderamente ejemplar; no se ha dicho suficiente sobre los más de dos siglos que estos religiosos estuvieron en La Vila Joiosa.


EL CONVENTO AGUSTINIANO DE LA VILA

El análisis de las necesidades religiosas y culturales de la sociedad es crucial para la historia, no sólo para comprender un momento puntual del pasado, sino para descubrir las características en las que se nos muestra la identidad de un pueblo. Aunque esto es algo evidente para cualquier historiador, es necesario remarcar este elemento a la hora de abordar la historia de Villajoyosa.

El hecho de que se fundara un convento agustiniano en La Vila es un dato que nos dice fundamentalmente dos cosas: en primer lugar, constatamos que Villajoyosa ha sido históricamente una ciudad muy importante −como venimos viendo−; y en segundo lugar, descubrimos una ciudad que históricamente ha tenido unas profundas raíces cristianas. Añádase a esto último la tradición de la especial protección de la patrona Santa Marta sobre los vileros.

A principios del siglo XVII la villa de Villajoyosa era la más poblada e importante de todas las localidades existentes entre Benissa y Alicante. A causa de sus necesidades religioso-culturales se fundó en 1607 el desaparecido convento de Ermitaños de San Agustín, con el título de San Pedro y Santa Marta, cuya comunidad perduró hasta la desamortización decretada por el ministro Mendizábal en 1835; sus edificios fueron demolidos a mediados del pasado siglo XX. La desaparición de sus muros conventuales, y la persecución religiosa y anticlerical de 1936-1939, no han podido impedir que llegara hasta nosotros abundante documentación sobre este convento.

Y es que estos documentos no sólo son imprescindibles para recordarnos que hubo un convento en Villajoyosa −injustamente destruido a pesar de la encomiable labor social que realizaba, ya que los frailes atendían una escuela de niños, acudían al lado de los enfermos y moribundos, predicaban en los pueblos comarcanos y eran vicarios y organistas de la parroquia−, y por ello necesarios para acercarnos a la historia de la ciudad, sino también para pergeñar la historia del barrio de La Ermita, ya que su ermita y algunas haciendas serían administradas por aquella comunidad de agustinos, nada más y nada menos que durante más de dos siglos.

Recuperar la documentación de dicho convento no es tarea fácil, ya que después de la citada desamortización, los archivos de la Provincia agustiniana de Aragón, a la que pertenecía el convento de La Vila, se dispersaron por la geografía española (algunos seguramente se perderían para siempre). Además, muchos archivos ya habían sido destruidos por los soldados franceses cuando, con motivo de la Guerra de la Independencia, entraron en Villajoyosa el 5 de febrero de 1812 saqueando y expoliando todo lo que encontraron de valor en ella. Después, con la exclaustración del Trienio Constitucional (1820-1823), los frailes tuvieron que abandonar su convento. Si, como se ha dicho y pasamos seguidamente a analizar, se hacían cargo los conventuales de la ermita de San Antonio de La Huerta, y de algunas haciendas del lugar, no es de extrañar que algún fraile forzosamente exclaustrado permaneciera en la ermita o escondido en alguna casa cercana, con el objeto de salvar su propia vida.

No es poco lo que sufrieron los frailes agustinos, no solo con motivo de la Guerra de la Independencia. Nos relata el Dr. Zaragoza en la Separata de la Revista Agustiniana, que se cita más abajo: «Al sobrevenir el cambio de gobierno en España, con el Trienio Constitucional (1820-23), las Cortes determinaron la supresión de la mayor parte de los conventos y monasterios de la Nación, pero los frailes agustinianos continuaron por algún tiempo en el convento de Villajoyosa, porque la villa se había decantado a favor de los realistas. Mas, como no había superiores en funciones, el convento quedó sometido a la visita del arzobispo de Valencia. La última visita regular tuvo lugar el 23 de agosto de 1820 y, por encargo del arzobispo de Valencia, el párroco de Benidorm, D. Bernardo Monzó, tuvo capítulo con los frailes el 3 de septiembre de 1821. No obstante, al final tuvieron los frailes que abandonar su convento, porque, como nos cuenta el procurador del mismo: “El 3 de agosto de 1823 desembarcaron en esta playa hostilmente los constitucionales de la plaza de Alicante al mando de un tal Bazán, los que después de haber atropellado a los religiosos que no habían huido, saquearon las oficinas y la mayor parte de las celdas del convento con orden para incendiarlo, que no pudieron poner en práctica, por haber llegado estando en el saqueo los realistas, al mando del coronel (hoy brigadier) D. Francisco Samper, que los derrotó e hizo reembarcar”». 

Parte de los documentos desamortizados fueron a parar al Archivo Histórico Nacional. El Dr. Don Ernesto Zaragoza Pascual realizó en su momento un estudio de dicha documentación, informándonos exhaustivamente −como no se había hecho antes− sobre el convento agustiniano de La Vila.  Gracias a esta investigación histórica sabemos hoy que la ermita de San Antonio estuvo a cargo de esta comunidad desde 1607 a 1835, así como importantes haciendas del barrio del mismo nombre. 

En estos documentos, escritos en valenciano, se encuentran recogidas las cláusulas del contrato que el Consell de La Vila realizó para la construcción del convento; en ellos se hallan noticias que hacen referencia a la ermita de San Antonio que pasa, desde entonces, a depender del convento(1); a partir de este momento la documentación de archivo de la ermita estará en manos de los frailes agustinos: 

«Obtenida la licencia de la Orden y del Patriarca, el 14 de mayo de 1607 se reunió de nuevo el Consell de la villa y ante el notario Josep Julià se hicieron les capitulacións y tractes que y a entre los frares e religió de St. Agostí ab los vehins y habitadors de la vila de Vilajoiosa  (los capítulos y tratos que hay entre los frailes y la orden de San Agustín, los vecinos y habitantes de la villa de Villajoyosa), que son estos: [...]

3. Item, que lo dit convent y monestir estiga obligat a venir y acompañar les processons que es faran por raó del poble, com són les lletanies, processons per aigua y altres votives por lo poble, la Nostra Señora de Agost, el Corpus, de Sta. Marta y altres accidentaris, per raó de algun jubileu o altres respectes, pagant lo oficier de Sta. Marta y San Antoni, conforme synodo, als frares que cantaran, y a tot lo demés gratis. 

(3. Asimismo, que el dicho convento y monasterio esté obligado a asistir y acompañar las procesiones que se hagan por razones del pueblo, como son las letanías, procesiones por agua y otras votivas por el pueblo, Nuestra Señora de Agosto, el Corpus, de Santa Marta y otras ocasiones, por razón de algún jubileo u otras respectivas, pagando al oficiante de Santa Marta y San Antonio, conforme al sínodo, a los frailes que canten, y todo lo demás gratis.)

6. Item, que lo dit convent y monestir estiga obligat a predicar en la parroquial de la presente vila lo dia de Ntra, Sra. de Agost y St. Antoni y lo dia de Santa Marta, que son festes votives del poble.

(6. Asimismo, que el dicho convento y monasterio está obligado a predicar en la parroquia de la presente villa el día de Nuestra Señora de Agosto y de San Antonio (Abad) y el día de Santa Marta, que son fiestas votivas del pueblo.)

11. Item, que lo convent  y monestir haja de tenir y tinga a càrrec de posar un religiós sacerdot en la hermita de St. Antoni pera tenir conte en aquella, tenint-la dexent hornada y segons convé al culto de Déu, donant-los per a hornar aquella la heretadeta y terra a la hermita anexa, ab obligació que del dia de St. Joan fins a lo dia de Tots Sants après seguent, lo dit sacerdot en los dies y festes manades diga y haja de dir una missa resada, conforme synodo, la caritat de la qual se haja de pagar y pague de la caritat y oferta mateixa, cert que exedirà la caritat de la misa en doble»(2) .

(11.Asimismo, que el dicho convento y monasterio haya de tener y tenga a cargo de poner un religioso sacerdote en la ermita de San Antonio para cuidar de ella y tenerla decentemente adornada y según conviene al culto de Dios, dándoles para cuidar aquella pequeña heredad y tierra aneja a la ermita, con obligación de decir una misa rezada los días festivos desde el 24 de junio al 1 de noviembre, que cobrará, según lo establecido sinodalmente, de los dineros y ofrendas, que sin duda excederán del doble.

Fray Jaime Jordán, en su Historia de la Provincia de la Corona de Aragón de la Sagrada Orden de los Ermitaños de Nuestro Gran Padre San Agustín(3), nos cuenta cómo fue la fundación en la Vila, así como la vida virtuosa de algunos de sus religiosos: 

«Grande era el afecto que los de Villajoyosa tenía a nuestra sagrada Augustiniana Religión, por lo cual deseaban tener de ella convento en su Patria. Tratáronlo con algunos religiosos de nuestro convento de Alicante, y éstos lo representaron al Padre Porvincial el Maestro Fray Gerónimo Cantó; el cual viendo que los de Villajoyosa ofrecían gustosos algunos medios congruos(4) para hacerse la dicha fundación, la aceptó. Sacáronse las licencias para ello necesarias, y luego envió el Provincial al Padre Lector Fray Juan Carrió, y al Padre Fray Inocencio Capilla, con otros dos religiosos, para tomar la profesión, como lo hicieron en octubre del año 1607. Este día se celebró la primera Misa en el nuevo Convento, con asistencia del Reverendo Clero, y de la Ilustre Villa, con gran regocijo de todos los habitadores de ella. Dedicaron esta iglesia, y Convento al Príncipe de los Apóstoles San Pedro; hicieron una concordia entre sí el Clero, y Convento, que el Clero tuviese el Altar el día de San Pedro en el Convento, y el Convento el día de Santa Marta, Patrona de la Villa, en la Parroquia; y hoy se observa con gran hermandad de ambas Comunidades. Tiene este convento una linda planta, y está perfectamente acabado: la iglesia es muy hermosa, y está muy bien labrada, y adornada de famosos retablos. Hacen los religiosos de este convento gran servicio a Nuestro Señor, y mucho fruto en las almas, así en confesar, y asistir a los enfermos, y moribundos, como en predicar, evangelizando la divina palabra por todos los lugares de aquella marina, que son muchos, y solos los obreros ordinarios son nuestros religiosos.

Luego que tomaron la posesión del Convento los referidos Padres, nombró el Provincial por primer Prior de él al dicho Padre Lector Carrió, hijo del Convento de Xátiva, religioso docto, y muy ejemplar, varón verdaderamente apostólico, y célebre predicador: que una cuaresma que predicó en dicha Villa, con sus sermones compuso las paces entre muchos, que ardían en fuego de venganza divididos en bandos, y redujo a muchos al camino de la virtud; entre ellos a Nuestro Venerado Padre Fr. Miguel Posidonio Mayor, que por su medio, y predicación dejó los bandos, y el mundo, y se retiró al sagrado de la religión, donde resplandeció en admirables virtudes, y con gran opinión de santidad, como se ha dicho en su admirable vida (Vida libro 2 capítulo 21).

Después en el siguiente año de 1608, en el Capítulo Provincial que se celebró en el convento de Valencia en 26 de abril, fue electo Prior el Padre Fray Inocencio Capilla, y enviaron conventuales a los Padres Fray Pedro Belsegor, y Fray Andrés Mayor, como consta en los registros de la Provincia. Estos padres con su celo, virtud, y ejemplo acabaron de fundar el convento. Fue el Padre Fray Inocencio Capilla natural de la Villa de Jérica, hijo de Jaime Capilla, y de Gerónima Cozar. Tomó el hábito en el Convento de San Agustín de Barcelona, y profesó el 7 de septiembre del año 1597. Tuvo otros dos hermanos en la Religión: el uno se llamó el Padre Fray Jaime Capilla, hijo del Convento de San Agustín de Valencia, donde profesó el 30 de septiembre del año 1577, y el otro Fray Bonifacio Capilla, hijo del Convento de Xátiva, que profesó el 5 de febrero de 1589, y todos tres fueron religiosos de mucha virtud y ejemplo; y en particular el Padre Inocencio, que con su prudencia y predicación hizo mucho fruto en los de Villajoyosa. Fue Prior de muchos conventos, y murió en el de San Agustín de Valencia, con todos los sacramentos, el 25 de octubre del año 1638, y de su edad 67.

Floreció en este convento de Villajoyosa, entre otros, un religioso Lego, llamado Fray Miguel Agulló. Fue éste natural de la misma Villa, el cual habiendo tomado el hábito de Nuestro Padre San Agustín, y profesado en el propio convento de Villajoyosa. Resplandeció en todo género de virtud, con ejemplo grande, no solo de los religiosos, sino también de los seglares. Era humildísimo, y de natural muy sencillo, y cándido, celosísimo de la religión, y muy dado a la oración y penitencia. Pasaba las noches enteras en la iglesia en oración, después del continuo trabajo de todo el día, y el breve descanso que daba a su cuerpo era sobre la dura tierra; y por no dormirse sembraba el suelo de piedras menudas y pedazos de teja, y se recostaba sobre ellas, para que este tormento le templase el sueño y le hiciese más sabroso y deleitable a su alma el descanso que daba a su cuerpo. Frecuentaba los sacramentos de la Confesión y Comunión todos los días con gran devoción y ternura de su alma; y antes y después empleaba largos ratos en oración, para disponerse y dar gracias al Señor. Su penitencia era pasmosa: comía lo más despreciado, y muy poco; ayunaba mucho, y muchas veces a pan y agua; maceraba su cuerpo con ásperos cilicios y rigurosas disciplinas, y otros malos tratamientos que le daba. Su obediencia a los Prelados era muy rendida; su pobreza austerísima; y su castidad, y pureza de un ángel. Murió en fin en el mismo convento de Villajoyosa, después de haber recibido los Santos Sacramentos, por los años de 1679, y a los 88 de su edad. A su entierro acudió toda la Villa a venerar su venerable cuerpo, llevados de la gran devoción que le tenían».

Pero si hay un fraile famoso natural de Villajoyosa e hijo de este convento es el Venerable Fray Posidonio Mayor (7 de julio de 1582 - +3 de diciembre de 1633)(5), cuya vida nos resume el Dr. Zaragoza Pascual en su estudio. Asimismo, el Dr. Zaragoza no señala tres frailes más que murieron con fama de gran virtud. Se trata de Jaume Joan Bta. Llorca, hijo de Gabriel Llorca y Hermenegilda, que profesó en Valencia en 1701; Josep Soler, que profesó como lego en el convento de San Pedro en 1725 y Gaspar Martínez, también profeso del mismo convento(6).

Vidal Tur añade más nombres de religiosos ilustres de La Vila. Nos dice que «a la biografía eclesiástica de Villajoyosa pertenece Fray José Llorca (1879). Docto y virtuoso fraile agustino, que fue profesor de Teología y Filosofía y nos legó importantes trabajos literarios. Fray Francisco Mayor (1744-1818). Religioso también agustino, que alcanzó fama de correcto literato; fue hombre de gran cultura, y de su pluma brotaron algunos libros»(7).

No es vana la mención de estos religiosos. Son hijos del pueblo de Villajoyosa. Sólo por esto su vida es digna de estudio y difusión. Sino que además, hay que tener en cuenta, en lo que el objeto de nuestro estudio de La Ermita se refiere, que si el convento se hacía cargo de la ermita de San Antonio, sin duda que estos religiosos celebrarían la Misa y algunos de ellos también otros sacramentos en dicho templo y administrarían su hacienda.

El Dr. E. Zaragoza señala: «El convento tenía tres ermitas de su propiedad. La primera, la de San Antonio de la Huerta que, como hemos visto, se la dio la villa en 1607 para que atendiera las necesidades religiosas de sus vecinos. En ella el convento tenía destacado un fraile sacerdote, que vivía junto a la ermita y hacía las veces de párroco hasta más allá de 1835.

El 19 de mayo de 1609, el convento compró un jornal de tierra de secano y otro medio jornal de regadío, junto a la ermita, por el precio de 230 libras, que recibió su propietario Jaume Torroella. Con ello agrandó la heredad de la ermita de San Antonio Abad.

Aunque en sus principios el convento de San Pedro y Santa Marta no tenía apenas propiedades, fuera del propio convento y de la ermita de San Antonio Abad, a base de donaciones y compras fue acrecentando su patrimonio, sobre todo en el siglo XVIII»(8).

Ya hemos señalado más arriba que a San Antonio Abad se le ha tenido tradicionalmente como especial protector de los animales. Quizá sea por esto por lo que, por un permiso especial «los agustinos criaban cerdos en La Ermita y continuaron con la tradición antigua de criar uno, que cada año era rifado el día de San Antonio Abad −que dicho sea de paso, era la Fiesta Mayor de invierno de La Vila, que los jurados de la misma se habían obligado [como hemos visto] a celebrar con voto−, al tiempo que bendecían otro pequeño para rifarlo al año siguiente, el cual dormía en un corral concreto, pero todo el día andaba suelto por las calles del lugar y comía las sobras que le daban los vecinos, de manera que cuando un niño andaba todo el día por la calle de un lado para otro, la gente le decía que: “Corre més que el porc de Sant Antoni (corre más que el cerdo de San Antonio)»(9).

1.También hace mención Madoz en su Diccionario de 1849 de la administración que hicieron los agustinos de la Ermita: «en él [término] se encuentran 3 ermitas, una en la huerta que perteneció al convento de agustinos, 1/2 hora de distancia de la villa en un populoso casco, dedicada a San Antonio, y en la cual se celebra misa todos los días, hallándose a cargo de un sacerdote exclaustrado, que sostiene el culto con limosnas de los fieles (pág. 16 de la obra citada)».

2.Archivo Histórico Nacional, de Madrid, sección de Clero Secular y Regular, Legajo 171 (Copia notarial de 1734). Citado en ZARAGOZA PASCUAL, E.; “El convento agustiniano de San Pedro y Santa Marta y el Venerable Fray Posidonio Mayor, de Villajoyosa”; Separata, REVISTA AGUSTINIANA, Vol XXXVI- Núm. 109. MADRID 1995. págs:187-189.

3JORDÁN, Fr. J., Historia de la Provincia de la Corona de Aragón de la Sagrada Orden de los Ermitaños de Nuestro Gran Padre San Agustín. Compuesta de cuatro reinos, Valencia, Aragón, Cataluña, y las Islas de Mallorca, y Menorca; dividida en cuatro partes. Parte Primera: contiene las fundaciones de los conventos de religiosos del Reino de Valencia y las vidas de sus insignes hijos, e hijas en santidad, letras y dignidades. Tomo Segundo, Valencia 1712, págs. 248-250.

4.Renta mínima de un oficio eclesiástico o civil, o de una capellanía, para poder sostener dignamente a su titular.

5.ZARAGOZA PASCUAL, E.; “El convento agustiniano de San Pedro y Santa Marta y el Venerable Fray Posidonio Mayor, de Villajoyosa”; Separata, REVISTA AGUSTINIANA, Vol XXXVI- Núm. 109. MADRID 1995. pág. 198. La referencia de nacimiento está extraída de la partida de bautismo del Archivo Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción de Villajoyosa. Libro de bautizos, vol. I. El Dr. Zaragoza señala, en la referencia, que esta partida está en muy mal estado de conservación. El mismo Dr. Zaragoza publicó con introducción y notas, una biografía anónima del siglo XVII-XVIII del Archivo Municipal de Villajoyosa: Venrable Fray Posidonio Mayor (1582-1633), Madrid, Ed., Revista Agustiniana, 2004, 82 págs.

6.Ibidem, 204 y Archivo Histórico Nacional, Legajo 171 (Testamentos originales hechos antes de profesar), citado por el autor Zaragoza en o.c.

7.VIDAL TUR, G., Un obispado español de Orihuela-Alicante. Histórica exposición a todas las cristiandades. Tomo II, Alicante 1962, p.539.

8.Ibidem, 191-192.

9..Cf. De hecho los agustinos tuvieron problemas en la cría de cerdos, a causa de la provisión real del 19 de junio de 1703, promulgada en Valencia el 3 de enero de 1721 y mandada observar fielmente el 28 de junio de 1737, que prohibía a los religiosos dicha cría de cerdos, reservándola exclusivamente a los canónigos regulares agustinianos del hábito de San Antonio Abad, llamados popularmente antonianos. De manera que los agustinos tuvieron que hacer una concordia con el comendador de la casa-hospital de San Antonio Abad de Valencia (4-XI-1737), para que el convento de Villajoyosa pudiera continuar criando cerdos en la ermita de San Antonio. ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL. Sección de Clero. Leg. 171, Cf. E. ZARAGOZA, Fondo agustiniano vilero del Archivo Histórico Nacional de Madrid, Doc. 62, en Revista de Moros y Cristianos, de Villajoyosa, 2002. Citado en:  ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL; “Noticias históricas sobre La Ermita de Sant Antoni, de Villajoyosa”; Revista de Fiestas de San Miguel, Villajoyosa 2003.


martes, 19 de marzo de 2013

La Vila Joiosa , en el siglo XIX, llegó a ser la segunda matrícula naval de España


Interesantísimo documento sobre la historia naval de Villajoyosa
Un documento del S. XIX revela los datos que llevaron a La Vila a ser la segunda matrícula naval de España
El Museo Municipal, durante la realización de la trascripción de la obra “Historia de Villajoyosa”, ha recuperado una lista de los buques construidos o comprados en Villajoyosa, desde el año 1801 al 1883
Este descubrimiento será de gran utilidad para abrir líneas de investigación en España, América y Filipinas, donde viajaron y, con frecuencia, se asentaron estas grandes naves y los numerosos capitanes vileros de altura del siglo XIX
El Ayuntamiento de La Vila Joiosa, a través de la Concejalía de Cultura y el Museo Municipal, durante la realización de la trascripción de la obra “Historia de Villajoyosa”, del historiador Ignacio Martí Miquel, ha recuperado, entre las más de 3.000 páginas, un documento histórico de extraordinaria importancia. Se trata de la lista, hasta hoy perdida, de la matrícula naval del puerto de Villajoyosa entre 1801 y 1883.
La concejala de Cultura, Loli Such, ha explicado que “se ha encontrado una lista o estado de los buques construidos o comprados en Villajoyosa, desde el año 1801 al 1883, su aparejo, nombre y toneladas. Este descubrimiento será de gran utilidad para abrir desde este mismo momento múltiples líneas de investigación en España, América y Filipinas, donde viajaron y, con frecuencia, se asentaron estas grandes naves y los numerosos capitanes vileros de altura del siglo XIX”.
La obra ‘Historia de Villajoyosa’ es la más antigua de las dos historias de Villajoyosa que se escribieron en el siglo XIX y comienzos del XX y la única que se conserva. Su autor, Ignacio Martí Miquel, gracias a la colaboración de un familiar que entonces ostentaba la Ayudantía Marítima de la localidad (Bartolomé Martí), aporta datos de enorme interés, que reflejan la importancia del puerto de La Vila.
“Tengamos en cuenta que en el s. XIX, el puerto de La Vila fue importantísimo para el comercio marítimo transoceánico con las colonias de la Corona española y para la construcción naval, hasta el punto de que llegó a alcanzar la segunda matrícula naval de España en la década 1860-1870. Además, su importancia está relacionada con el hecho de ser la salida marítima de todos los productos de la rica industria de Alcoy hacia ultramar”, ha destacado el Director del Museo Municipal y uno de los transcriptores de la obra, Antonio Espinosa.
El documento hallado en la “Historia de Villajoyosa” informa de hechos como que en el año 1850 pertenecían a la Marina de Villajoyosa 685 individuos, entre pilotos, patronos y gente de la matrícula que tripulaban los buques de la carrera de América y cabotaje de dicho distrito marítimo. Otros datos reflejan que en el año 1865 llegaron a Villajoyosa 235 buques, con 13.859 toneladas y 1.470 marinos; y salieron 211 embarcaciones, con 12.455 toneladas, y 1.386 marinos. Estas cifras ilustran el alcance de la potencia comercial marítima de la localidad, según los datos extraídos por el Museo Municipal.
“La información de la lista referida a las embarcaciones de comercio o transporte se conservó hasta hace años en la Capitanía Marítima de Villajoyosa, que mantenía su depósito en el Astillero de Bartolomé Zaragoza, en la playa de La Vila, con la mala fortuna que el astillero sufrió un incendio en el que se perdieron los libros, y con ellos unos datos de primerísima importancia para la historia de Villajoyosa y para la historia de la navegación comercial española”, ha señalado Loli Such.
El trabajo de trascripción de la “Historia de Villajoyosa” de Ignacio Martí Miquel se está haciendo en el Museo Municipal de Villajoyosa, por el voluntario cultural Francisco Martínez Zaragoza, y en estos momentos se llevando a cabo la revisión final para la publicación de la obra.
FUENTE: http://villajoyosa.tv/la-vila-joiosa-en-el-siglo-xix-llego-a-ser-la-segunda-matricula-naval-de-espana/