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martes, 22 de enero de 2013

Presentación del libro "Una memoria propia", por el Diputado Provincial Don Adrián Ballester



PRESENTACIÓN DEL LIBRO: 
UNA MEMORIA PROPIA. Historia de La Ermita de San Antonio Abad de Villajoyosa

de Juan Antonio Gallardo Valenzuela


Querido Juan Antonio Gallardo, autor del libro 
Estimada Concejal de Cultura, Charo Escrig
Concejal de Cultura de Elche, Pablo Ruz
Comisión de Fiestas de San Miguel
Señoras y señores
Buenas tardes

Hace unas semanas que Juan Antonio Gallardo me invitaba a presentar su libro, un honor que pensara en mi para un día tan señalado en su vida. Me pedía que versara sobre el trabajo realizado después de mas de 10 años de documentación y trabajo de escritura de una parte de la historia de su pueblo. Te agradezco mucho tu invitación.

Juan Antonio nació en Villajoyosa el 23 de septiembre de 1981. Se ha formado en el seminario diocesano de Orihuela, obteniendo la Licenciatura de Estudios Eclesiásticos, el Bachiller en Sagrada Teología y el Bachiller en Filosofía, entre el Teologado Diocesano de Orihuela-Alicante, la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia y la Facultad de Filosofía San Dámaso de Madrid.

Actualmente cursa la Licenciatura de Filosofía en la Facultad de Filosofía San Dámaso de Madrid y el Master en Humanidades en Ciencias Sociales en la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona. 

Ha trabajado como bibliotecario en el Seminario Diocesano, como profesor en una academia, como profesor de Religión y Moral Católica en diferentes ciudades como Lorca, Mazarrón y el Colegio CEU Jesús María de Alicante. Actualmente es profesor de filosofía y ciudadanía en el Colegio El Valle de Alicante.

Juan Antonio es una persona enamorada de Dios, que sirve a la Iglesia y a la sociedad desde el ambiente en el que se mueve, como laico, intentando cambiar el mundo dentro de sus posibilidades.

Su trabajo ha sido minucioso. El libro, dedicado a su madre, intenta transmitir la imagen fiel de la Historia de la Ermita de San Antonio Abad de Villajoyosa. Juan Antonio Gallardo indica en su obra que “era de justicia que yo devolviera a mi tierra algo de lo que ella me había dado a mí”.

Con su libro, pretende “hacer un pequeño homenaje que ayude a contribuir el conocimiento de la historia de La Vila, lugar que podría ser calificado como cuna de sabiduría, y  de personas que pertenecen al elenco de aquellos que han hecho grande a España, jalonando los tiempos con el ejemplo de sus vidas” dicho en sus propias palabras.

El trabajo tiene su origen embrionario en artículos que escribió en la Revista de Festes de Sant Miquel de La Ermita de Villajoyosa, en investigaciones personales suyas, en multitud de documentos archivados y  ocultos bajo el polvo, cartas, etc., y en una acuciante necesidad personal, como indicaba anteriormente.

Las fuentes de la documentación se basan en la investigación de documentos de origen eclesiástico, libros parroquiales, libros de la santa visita, cartas, constituciones, etc., pero en un segundo momento amplió los horizontes de la investigación para contextualizar los hechos a los que hace referencia, echando mano de los necesarios datos de origen laico.

En la obra,  recorre,  según él “de  forma somera”, las diversas etapas históricas que han configurado el Barrio. El capítulo primero nos da cuenta de la antigüedad de este lugar, señalando que los primeros vestigios de asentamientos humanos se remontan a la Edad de Bronce, pasando por  la época romana. Dando noticia de todo esto, la obra recorre, los siglos VIII-XIII, para rememorar  −entre conquistas, moros, y  piratas− las gestas de Jaime I y  Jaime II. 
“¿Qué pasó en La Ermita durante este periodo? ¿Vivía alguien allí? ¿Qué tiene que ver San Antonio Abad en todo esto?” se pregunta el autor.

En  el  capítulo  segundo  se aborda  uno  de  los acontecimientos que deben ser tenidos como piedra miliar en la historia de Villajoyosa: el permiso de feria de 1533.

Con el siglo XVII llegaron a Villajoyosa los frailes agustinos y  con ellos una gestión más eficiente en las obras de caridad y  en las haciendas de la Iglesia, entre las que estaba la ermita de San Antonio Abad. De esta “interesantísima” etapa queda mucha documentación, cuyo estudio se aborda desde los datos aportados por el Dr. Ernesto Zaragoza. Además, la presencia de los frailes en Villajoyosa dejará toda una estela de personas cuya memoria se halla hoy muy descuidada.

Analizar  las necesidades religiosas de un lugar a lo largo de los siglos es camino de una  investigación histórica segura, ya que los datos aportados dan pista de la economía y  crecimiento de una ciudad, de la calidad de sus gobernantes, etc. La documentación eclesiástica a nuestro alcance, ha permitido trazar una panorámica que va desde los siglos XVIII al XX, con noticias curiosas de La Ermita de las que se da cuenta en el capítulo cuarto. La Ermita ha dado ejemplo de grandeza en las empresas comunes; en 1913  los habitantes de este barrio, por  encima de toda  división política, unieron todas sus fuerzas para construir un campanario para su antigua ermita. En el capítulo quinto se ve el proceso de construcción y  quiénes fueron sus protagonistas.
De este capítulo me ha chocado el presupuesto de la construcción del campanario de la iglesia. Un coste de 5.433 pesetas, donde faltaron 175 pesetas de los ingresos recaudados.

El capítulo sexto se aproxima a uno de los episodios más dolorosos de la historia de España en el siglo XX: la Guerra Civil de 1936.

A lo largo de la obra el nombre del barrio y  del templo, a los que se hace referencia, se confunden, ya que la palabra ermita es utilizada como topónimo (en mayúscula “La Ermita”), y  como un simple sustantivo (en minúscula “ermita”). Esto debe su explicación a que hasta 1953, en Villajoyosa, la palabra “ermita” sintetizaba a un tiempo los nombres de un barrio y  un templo, ya que éste último era erigido a la categoría de parroquia. Por eso, se puede decir que el capítulo séptimo trata también sobre el nombre del Barrio de La Ermita de San Antonio Abad. Sin la documentación eclesiástica, fuente principal de información de la que se ha valido, sería imposible el estudio de la historia de La Ermita. Uno de los principales tipos de documento de los que se ha valido es el de las Santas Visitas (visitas pastorales). Por ello, en el capítulo octavo, se explica en qué consiste una de estas “visitas”, tomando como ejemplo la que tuvo lugar en 1966.

Da la casualidad que el acta de esta visita está certificada por un ilustre de mi municipio, Redován, el monseñor Ildefonso Cases, fallecido hace apenas unos meses.

 El capítulo noveno quiere hacer algo de justicia a algunas de las personas que se han ganado un puesto en la historia de La Ermita, y  de toda Villajoyosa, por la trayectoria de sus vidas, como el Doctor Esquerdo, que lleva su nombre un centro de salud mental de la Diputación de Alicante.

Es intención del autor abordar un estudio biográfico más amplio en el futuro. No quiere ser un ensayo una exaltación localista, en lo que a lo telúrico se refiere. “Esto sería un objetivo muy  pobre”, según Gallardo, “para el que no merece la pena desperdiciar ni una gota de tinta”. 

De destacar también la relación del propio autor con el reverendo D. Luis Ángel Alonso, párroco de San Antonio Abad en el año 2005. Al poco tiempo de llegar le fue diagnosticado un cáncer. “La  pulcritud  litúrgica,  su   amor  a  la  Eucaristía,  al Confesionario, su tierna devoción a la Santísima Virgen, y  a San Miguel, nutrían y caracterizaban su espiritualidad” relata el autor, donde también indica:

Yo,  el  autor  de  estas  letras,  que  no  puedo  contener las lágrimas al relatar estos acontecimientos, me despedí de él en la puerta de su habitación en la Casa Sacerdotal, y  él desde la cama me decía adiós con la mano, mientras repetía: «−Juan, nunca sabrás cuánto te he querido, adiós, hasta el cielo−». Cuando recibía visitas en su habitación, alentaba a los que lo visitábamos, disimulando su  dolor o restándole importancia. A todos nos sorprendía cuando definía su enfermedad como «un regalo de Dios».”

La historia de Villajoyosa tiene unos sólidos fundamentos asentados en el Cristianismo; por  eso su historia, por lo que tiene de universal, deja de ser la de un lugar aislado, para convertirse en lo que es: parte de la Historia de España.

En su libro tienen citas que influyen en su pensamiento, como Su Santidad Benedicto XVI, Santo Tomás de Aquino o Aristóteles.



Algunas citas que me gustan:

Todos  somos  herederos  de  una  historia  concreta; pertenecemos a una tierra, no porque lo hayamos elegido, sino porque se nos ha dado. Nuestra naturaleza y  la de nuestra tierra, en su causa más profunda se identifican.
Sin historia ni tradiciones, sin el Cristianismo, no nos podemos comprender a nosotros mismos, ni tampoco caminar hacia el futuro; porque el futuro no se construye desde la nada. La nada, nada produce. Pertenecer a una tierra y  no conocer sus orígenes históricos, es como pertenecer  a una familia y  no saber quiénes son los propios padres.

A veces los españoles corremos la tentación de caer en el 

típico cainismo que nos hace aborrecer nuestro pasado, como si de él tuviéramos que avergonzarnos. Postura es ésta que va siempre acompañada de un gran desconocimiento de la Historia, por  ignorancia culpable o por intereses de terceros. 

Una mentalidad que desprecia su pasado tiene como consecuencia el desinterés por la Historia. «Esto produce una sociedad que, olvidando su pasado, y  por tanto desprovista de criterios adquiridos a través de la experiencia, ya no es capaz de proyectar  una convivencia armoniosa y  un compromiso común con vistas a la realización de objetivos futuros. Esta sociedad está muy expuesta a la manipulación ideológica».  Huyamos, pues, como de la peste de esta tentación. 
Somos herederos de un pasado glorioso. La lucha en las costas 
de La Vila es la historia de dos civilizaciones que se acrisolaron a la sombra de la Media Luna o de la Cruz. Por la victoria de la Cruz, hoy  Occidente es la cuna de las libertades de los pueblos, la impulsora de los grandes descubrimientos, y  la  artífice de las  victorias de las que se ha beneficiado la Humanidad.


Para finalizar,

Este libro que lleva mas de 10 años elaborándose por su autor, servirá para obtener dinero para las fiestas patronales del barrio de San Antonio Abad de Villajoyosa, que es de los más emblemáticos de esta Ciudad.

También tengo la suerte de que vuestro barrio y mi pueblo, Redován, compartamos patrón San Miguel.

San Miguel es uno de los siete arcángeles y está entre los tres cuyos nombres aparecen en la Biblia. Los otros dos son Gabriel y Rafael. La Santa Iglesia da a San Miguel el más alto lugar entre los arcángeles y le llama "Príncipe de los espíritus celestiales", "jefe o cabeza de la milicia celestial". Ya desde el Antiguo Testamento aparece como el gran defensor del pueblo de Dios contra el demonio y su poderosa defensa continúa en el Nuevo Testamento.

Las fiestas de La Ermita son muy populares entre los vecinos de La Vila y de la zona, ya que se trata de los festejos más antiguos del municipio y de la comarca y se celebran en honor al Patrón de la localidad, San Miguel. En diciembre de 1533, el Rey Carlos V concedió a la villa de La Vila el permiso para poder celebrar mercado y feria anual a perpetuidad desde las fechas de celebración de la festividad de San Miguel hasta la de Todos los Santos.

La relación de esta feria con San Miguel se debe a que la fecha del santoral coincide con el final de muchas cosechas (algarroba, uva y almendra en el caso de La Vila), que se venderían en el mercado solicitado por La Vila y concedido por el Rey Carlos V. La instauración de un mercado incentivaría la actividad comercial y riqueza para la villa, de ahí el culto al Arcángel y asociarlo con la feria, que hasta la actualidad se viene celebrando cada año.
La Vila tuvo desde entonces a San Miguel como Patrón y su festejo central hasta que compartiera el patronazgo con Santa Marta unos años después (tras el intento de invasión berberisca en 1538). Con el paso de las décadas la importancia de las ferias fue relegada por el desarrollo de nuevas vías de comunicación y, por tanto, del comercio. Fue entonces cuando la feria de San Miguel y sus festejos se trasladaron a La Ermita de La Vila, principal foco agrícola de la villa.

La Vila, villa real, era uno de los principales focos de población de la comarca y una ciudad importante en cuanto a actividad comercial, tanto era así que contaba con un Síndic en las Cortes Reales (representante de la villa real) que en el momento de pedir formalmente el permiso real para celebrar feria era Jaume Llinares. El permiso de Feria era importante puesto que acreditaba la importancia de la población y aportaba tropas reales para garantizar la seguridad de todos los participantes y asistentes; se trataba de un momento en el que los asaltos en caminos y los ataques por mar berberiscos se sucedían continuamente.

En 1533, primera fecha documentada de la Feria, sólo existían este tipo de mercados en el Sur del Antiguo Reino de Valencia en Xàtiva (1250), Elche (1326), Cocentaina (1349), Alicante (1383), Albaida (1387) y Onteniente (1418). Sólo se concedían permisos a villas con población elevada, con actividad comercial y que se ubicaran en puntos estratégicos, características que la villa de La Vila cumplía con creces en aquel momento.

Querido Juan Antonio, te doy la enhorabuena por este gran trabajo que has realizado, y que los vileros y vecinos de este barrio podrán disfrutar. Gracias.

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